Ya estamos en el tercer trimestre del cole, cuando a los niños empieza a costarles más trabajo concentrarse, y a medida que entra el buen tiempo, el espíritu se les escapa por la ventana.
Coincidiendo con que pronto empezará en el campo un verdadero festival de frutas, solemos empezar a hacer los cursos de manipulación de fruta en los colegios. Son básicamente los mismos cursos de tallado de los mayores pero adaptados a la edad de cada grupo de niños.
Empezamos con este tipo de acciones porque nos parecía un tanto alarmante la poca cantidad de verduras y frutas que los niños comen habitualmente. Se ha demostrado que si luego en casa podemos hacer un seguimiento, los niños comienzan a habituarse a comer fruta a diario.
¿Por qué no suelen comer fruta?
Especialmente por un problema de sabores y de preparación.
Los saborizantes usados en la industria alimentaria están acostumbrando el paladar de los niños a sabores muy fuertes, bastante salados, bastante picantes. Cualquier sabor suave con matices, no puede ser apreciado por los niños.
Los plátanos o las mandarinas se pelan y comen con la mano con mucha facilidad, pero el resto de las frutas no tanto. Esto suele suponer un hándicap a la hora de comer fruta.
¿Qué aprenden en un curso de tallado?
A mancharse, la manipulación es la forma en la que perdemos el miedo a las cosas. Por otro lado, se establece una relación con la fruta distinta de la habitual, ya que los aromas suben al romper o cortar la fruta, y el olfato es uno de los sentidos más evocadores.
(La organización se compromete a poner todos los medios necesarios, para devolver a los peques lo menos manchados posible…)
Se aprende también a distinguir tipos de fruta y saber cuándo están en su punto óptimo para comer, qué alimentos o frutas pueden combinar entre sí…
Aprenden a preparar postres básicos solo con fruta. No podrán hacer una mesa de fruta para una boda, pero sí aprenderán a hacer unas brochetas de plátano y sandía para su cumpleaños, o alguna pequeña escultura.